El aumento de la tasa global de urbanización y los cambios climáticos globales crean simultáneamente nuevos desafíos y nuevas oportunidades para la gestión de las ciudades, los recursos hídricos y la calidad de vida.
En la mayoría de las estrategias, sin embargo, los ecosistemas hídricos, los cuales son el componente fundamental de la gestión integrada de los recursos hídricos urbanos (GIRHU), son considerados objetos de protección o rehabilitación; y no, como declara la ecohidrología, como herramientas de gestión.
Implementaciones Icónicas
Por ejemplo, la modernización urbana de la ciudad de Łódź (Polonia) se basa en los recursos hídricos para mejorar la calidad de vida y la repoblación, partiendo del análisis de la dinámica longitudinal de los contaminantes en los cursos de los ríos en respuesta a los flujos de aguas pluviales urbanas existentes, con el objetivo de identificar la jerarquía de impulsores para la mejora de la calidad del agua y proponer un concepto alternativo de desarrollo espacial de la ciudad.
Las medidas ecohidrológicas implementadas en el río Solołówka han intentado armonizar la infraestructura hidrotécnica existente con el potencial de sus ecosistemas para absorber el impacto humano y mejorar su capacidad para absorber el agua y los flujos contaminantes sin comprometer la calidad y apariencia del ecosistema (figura 1) . Las actividades claves incluyeron:
- La construcción del sistema secuencial de depuración de aguas pluviales (figura 2 – SBSS).
- La construcción de una cascada de reservorios de amortiguamiento en el río para mitigar caudales extremos y estrés hidrológico (figura 2 – Detention Pond).
- La elaboración de planes de rehabilitación de valles y cauces fluviales para mejorar el estado ecológico de un río (figura 2 – Proposed Sokolówka Park and river rehabilitation project).
- La elaboración de recomendaciones para el desarrollo de todos los valles del río Łódz, basado en una organización espacial de tres zonas: regulación ecohidrológica, uso recreativo (figura 2 – Recreational Res.) y desarrollo residencial bajo (figura 2 – Rainwater infiltration and purification systems in new housing).
- La elaboración de un concepto de red “Azul-Verde” (figura 3).
- La implementación de actividades demostrativas.
Siguiendo todas estas las actividades, las autoridades de la ciudad avanzaron hacia la restauración de la calidad de la ciudad a través de un enfoque integrado en el que la rehabilitación del componente ambiental de la ciudad y su ordenamiento territorial son considerados tan importantes como los temas económicos y sociales. La rehabilitación de áreas verdes y azules de manera sistemática permite el reconocimiento y una asociación más estrecha del patrimonio ambiental con la revitalización de la arquitectura industrial histórica de la ciudad.
La ciudad de Lyon (Francia), con un desarrollo periurbano intensivo y crecimiento demográfico juvenil, proporciona una jerarquía de tramos de arroyos para hacer frente con un sistema de alcantarillado mixto (SAM) ayudando a los municipios a disponer de mejores ubicaciones para las futuras salidas de las escorrentías urbanas. El estudio desarrollado en la cuenca periurbana de Yzeron revela que un sistema de arroyos puede presentar diversas capacidades de autopurificación a lo largo de su curso. Hay secciones de regeneración natural o «puntos metabólicos calientes«, secciones con potencial metabólico que podrían potenciarse mediante técnicas ecohidrológicas y secciones sensibles a la contaminación.
Esta información debe tenerse en cuenta al planificar el desarrollo urbano y las salidas del sistema de alcantarillado en particular. Un mejor conocimiento de la distribución espacial del metabolismo del arroyo es el primer paso y un argumento para la implementación de soluciones ecohidrológicas a escala de cuenca completa y con una perspectiva de largo plazo.
Riesgos y limitaciones relacionados con la implementación de la ecohidrología en un espacio urbano
Los riesgos claves relacionados con la implementación de la ecohidrología en un espacio urbano se refieren al adecuado ajuste de las medidas ecohidrológicas y la posibilidad de su regulación, así como el adecuado ajuste y/o ubicación de la infraestructura técnica, como por ejemplo las SAMs, a la capacidad de los ecosistemas urbanos.
Al no ajustarse las prácticas de manejo (por ejemplo, la ubicación de las SAMs) a las funciones del ecosistema, pueden surgir dos situaciones posibles: 1) Si se subestima la capacidad de absorción de los ecosistemas, el riesgo clave se relaciona con la sobreinversión en infraestructura inadecuada; y 2) Si se sobrestima la capacidad de absorción de los ecosistemas y si la presión es demasiado fuerte, es entonces que el ecosistema hídrico puede degradarse, lo que resulta en daños ecológicos, pérdida de servicios ecosistémicos y mayores costos de su reemplazo, así como la necesidad de que el ecosistema degradado sea restaurado y de la aplicación de otras medidas pertinentes.
Por lo tanto, el riesgo más grave está asociado con el fracaso de las medidas ecohidrológicas para lograr los objetivos de la calidad del agua y del estado ecológico. En tal situación, se debe realizar una mayor inversión para reducir la entrada de estrés. Los procesos naturales que son la base de la regulación ecohidrológica, si bien son resilientes y adaptables, no pueden mejorarse más allá de ciertos niveles. Procesando más estrés adoptando un enfoque de impulso, pudiera requerir aumentar la superficie activa sobre la que tiene lugar los procesos, la cual que no siempre es posible.
La posibilidad de aplicar medidas ecohidrológicas, así como técnicas, cambia a lo largo del curso del río de manera no específica, como resultado tanto del impacto de la cuenca como de la capacidad variable del río. Por lo tanto, el tipo de solución debe adaptarse cuidadosamente a la ubicación resultante de las condiciones tanto dentro como fuera del río. Actualmente, la disponibilidad de tierras y el desarrollo de cuencas hidrográficas (o planes de desarrollo) son los principales impulsores de la ubicación de las instalaciones hidrotécnicas. Basar la elección únicamente en la capacidad de absorción del río puede indicar la ubicación más funcional en las secciones donde no hay espacio disponible. Así, la ubicación pudiera impedir la implementación o comprometer la calidad y funcionalidad de un ecosistema.
En cuanto a las limitaciones, la ecohidrología urbana en su fase acuática no se utilizará en ausencia de ecosistemas acuáticos alimentados naturalmente. En ciudades que carecen de cuerpos de agua urbanos alimentados naturalmente, otros enfoques, como el Diseño Urbano Sensible al Agua (WSUD), por ejemplo, serían un enfoque más adecuado. Algunas de las regulaciones ecohidrológicas aún se pueden utilizar en los ecosistemas terrestres urbanos, basadas en adaptaciones de las experiencias obtenidas de los sistemas no urbanos.
Los gestores del agua de la ciudad pueden verse aún más limitados por otros dos factores. Si bien los enfoques científicos enfatizan la importancia de los aspectos funcionales de los ecosistemas, las realidades del manejo y la legislación aún no los incorporan. La función de los ecosistemas suele restablecerse más como consecuencia de las medidas de rehabilitación estructural emprendidas, y rara vez es la intención principal. Además, las soluciones ecohidrológicas deben gestionarse y controlarse, como ya ocurre con el suministro de agua, los planes de tratamiento de aguas residuales y las infraestructuras. Sin embargo, falta una metodología para evaluar la eficiencia de las prácticas ecohidrológicas en el espacio urbano, así como la funcionalidad de los ecosistemas. Adicionalmente, la implementación de nuevos sistemas siempre consume tiempo y recursos y requiere una reorganización de los marcos logísticos.
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